miércoles, 6 de abril de 2011

El embarazo

Tuve un embarazo muy bueno, nada de náuseas ni vómitos. La tripa no empezó a crecer casi hasta el sexto mes, pero luego cogió carrerilla y parecía que iba a explotar.
La primera vez que sentí a Vega estaba de casi 20 semanas, todavía no sabía que era una niña. La verdad que sentir cómo se movía dentro de mí fue lo más bonito de esa etapa. En los dos últimos meses, la tripa se movía y deformaba como si un alien fuese a salir del ombligo.
Sin embargo, el embarazo se me hizo muy largo, quizás porque estuve sin trabajar desde el segundo mes,  no por problemas de salud (como ya he dicho todo fue fenomenal) ni porque yo me sintiera pesada o cansada (la tripa empezó a aparecer casi en el sexto mes) sino porque, aunque estamos en el Siglo XXI, y se supone que somos seres que evolucionamos, que cada vez abrimos más nuestra mente y que buscamos la igualdad entre todos (esto último, me parece fuerte sólo escribirlo, porque todavía no entiendo porqué se piensa lo contrario) encontrar trabajo siendo una mujer pegada a una tripa es imposible. Ni siquiera te dicen "ya te llamaremos", que sabes que eso nunca va a pasar, sino que se muestran amables y te dicen "estás en un momento muy bonito, lo mejor es que lo disfrutes".....¿pero acaso no puedo disfrutar trabajando?...te hacen sentir inútil y lo peor de todo es que en sus mentes piensan :mujer embarazada=mujer enferma. Vaya estúpidos!
Otra de las razones por las que se me hizo largo el embarazo era la restricción de alimentos, ¡con lo que me gusta a mí comer!....nada de embutidos, la carne y el pescado muy cocinado y lavar bien los vegetales, que estrés! cada vez que me metía una hoja de lechuga en la boca, me preguntaba ¿estará bien lavada?ahora, con el tiempo, pienso que nos obsesionamos demasiado con toda la información que recibimos durante el embarazo, sobre todo, si somos primerizas, y, yo lo era.
El final del embarazo es el más incómodo (por lo menos para mí), estás más gorda, así que te cuesta ponerte unos simples calcetines, ni contáros la que liaba para darme la vuelta en la cama. Vas al baño cada dos por tres y además estás impaciente por ver la cara de tu bebé, conclusión: el tiempo parece haberse detenido en el último mes.
Encima, Vega no tenía intención de salir por sí misma, debía ser que el frío y la crisis la echaban para atrás, así que finalmente tuvieron que provocarme el parto.



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