¡Por los pelos!

Que la raíz de metro y medio en la cabeza de una mujer sea característica sine qua non de MadresSinTiempoNiParaRespirar, es de todos conocido. Pensaréis que no, pero yo voy por la calle, y veo una mujer peliteñida con sus mechas perfectas y pienso ¡ésta no es madre!, veo a otra con los pelos de loca y con una raíz de metro y medio y pienso ¡la viva imagen de una MadreSinTiempoNiParaRespirar! que veo a otra con el pelo al viento y natural, pienso ¡ésta jodía, juega al despiste!

Sí, desde que soy madre, mi ojo identifica a las que pertenecen a mi especie y a las que no. Y, así voy, paseando y girando el cuello jugando a las adivinanzas, que cualquier día, me calzan un talegazo, por ser tan indiscreta. Pero, no puedo evitarlo.

Ayer, me decidí a jugar al despiste, y pensé ¡que se jodan las que van por la calle intentando adivinar si soy madre!. Y, puse, punto y final a mi kilométrica raíz de MadreSinTiempoNiParaRespirar. Decidí, cambiar de look por todo lo alto. Me planté en el comercio (qué cool me estoy volviendo) y me puse delante del stand de tintes y me eligió, sí, sí, como hacen los vestidos de novia con sus respectivas dueñas, la chica de ojos color miel, sonrisa blanca como la nieve y melena voluminosa posó sus ojos sobre los míos y yo que soy facilona, pensé, ¡qué mona voy a quedar! Así, acabé en la línea de caja, pagando un tinte que supondría mi transformación, con blanqueamiento de dientes incluído y para facilitar una melena camaleónica de yegua como la de la modelo, compré el champú de caballo.

Me vine directa a casa, como una niña con sus zapatos nuevos. Me metí en el baño y saqué todos los artilugios. Hice bien la mezcla y me dispuse a empezar por la raíz.
Vega, jugaba por toda la casa y como no me fío ni un pelo de dejarla sola, me la traje conmigo y cerré la puerta.
Empiezo a restregarme el líquido por toda la cabeza, venga los pelos para un lado, venga los pelos para el otro. La enana entretenida con el papel higiénico, cual perro de Scottex, de repente, una gota de tinte cae al suelo, yo no me doy cuenta, y sigo a lo mío. Bajo la mirada y ahí estaba mi chica con su dedito entafarrando la gotita por todo el suelo. ¡Nooooo! Voy a cogerla para que no se manche la ropa o peor aún, que se lleve la mano a la boca. ¡Mierda, tengo los guantes puestos y pringados hasta arriba de color rojo putón! Mi cabeza entintada no me deja pensar. ¡Esto, me puede servir! Cojo la bola de papel que Vega había hecho después de desmontar todo el rollo, voy corriendo a limpiar su manita pero, demasiado tarde, ya se ha apoyado en la taza del wc blanca y ha dejado las huellas de color rojo putón impregnadas en ella. Frota que te frota y eso no hay humano que lo quite (nota mental 1: la próxima vez esperamos a que esté su padre y se pueda quedar con ella)(nota mental 2: el color rojo putón no es compatible para una MadreSinTiempoNiParaRespirar que dentro de un mes vuelve a tener raíz y ríete tú de las rubias con raíz y cejas negras.)